Apoplejía cerebral
Etiología
Las causas exactas del accidente cerebrovascular aún no están claras. Los factores de riesgo identificados actualmente que contribuyen a las secuelas del accidente cerebrovascular incluyen: hipertensión, obesidad, tabaquismo y consumo de alcohol, enfermedades cardíacas, calidad del agua, genética, ingesta dietética de sal, entre otros, que conducen a secuelas posteriores.
Hipertensión
La hipertensión es un factor de riesgo principal para los accidentes cerebrovasculares isquémicos y hemorrágicos, ya que existe una relación lineal entre los niveles de presión arterial y el riesgo de accidente cerebrovascular, una relación confirmada por años de investigación.
Cardiopatía
La mala función cardíaca no sólo provoca de forma refleja hipertensión prolongada y daña el sistema vascular, sino que también puede provocar directamente un accidente cerebrovascular.
Diabetes
La correlación entre la diabetes clínica y el accidente cerebrovascular es cierta. Incluso los trastornos leves del metabolismo de la glucosa indican un mayor riesgo de accidente cerebrovascular isquémico. El riesgo de sufrir un ictus en pacientes diabéticos es mayor en mujeres que en hombres.
Obesidad
La obesidad es un factor de riesgo importante para la hipertensión y la diabetes. Se asocia con cambios en el peso corporal y con un aumento del colesterol y los triglicéridos en la sangre, lo que indica un posible factor de riesgo de accidente cerebrovascular.
De fumar
Fumar está asociado con el accidente cerebrovascular. El riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular es casi tres veces mayor en los fumadores empedernidos que en los no fumadores.
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas de las secuelas del accidente cerebrovascular varían entre los pacientes y las áreas afectadas, e incluyen:
Deficiencias motoras: parálisis de las extremidades, debilidad muscular y alteración de la coordinación motora.
Pérdida sensorial: percepción táctil, de temperatura y propiocepción reducidas o perdidas.
Deficiencias del habla: afasia, velocidad reducida del habla y dificultades de comprensión del lenguaje.
Deterioros cognitivos: disminución de la memoria, falta de concentración y pensamiento lento.
Deficiencias visuales: pérdida de visión y defectos del campo visual.
Examen
Estudios de neuroimagen: resonancia magnética cerebral, tomografías computarizadas para detectar el tipo, ubicación y extensión del accidente cerebrovascular.
Electroencefalograma (EEG): evalúa la actividad eléctrica del cerebro, detecta convulsiones y otras anomalías.
Análisis de sangre: comprender el estado sanguíneo del paciente, excluyendo otros posibles factores que influyen.
Exámenes neurológicos: evaluación de las áreas afectadas mediante exámenes de las funciones motoras, sensoriales y reflejas.
